miércoles, 17 de septiembre de 2014

YO, AUGUSTO, EMPERADOR DE ROMA


¿Superación de la muerte? 
No la hay; solamente la gloria sobrevive a la muerte en la tierra.
Y aun la gloria conquistada con la guerra y el horror, 
que ciertamente no será la mía, lo puede hacer; 
yo aspiro a la gloria de la paz.
Hermann Broch, La muerte de Virgilio

El 19 de agosto del año 14, durante un viaje por la Campania, moría en Nola el emperador Augusto tras desplomarse en los brazos de su tercera mujer, la emperatriz  Livia, de la que se despidió con estas sentidas palabras: “Adios, Livia, vive y acuérdate de nuestra unión”. Se cumple por tanto este año 2014 el bimilenario de su muerte, que ha sido conmemorada con una gran exposición en el Grand Palais de París, organizada conjuntamente por los Museos del Capitolio y del Louvre, bajo el título “Moi Auguste, Empereur de Rome”, con la pretensión de hacer “revivir un hombre en sus deseos, sus contradicciones, sus cualidades y sus ilusiones”.

1. Cartel de la Exposición

La Historia, ciencia del pasado de los seres humanos a través de los hechos masivos que dan sentido a su existencia colectiva, tiene al mismo tiempo que asumir la evidencia del papel desempeñado por los grandes protagonistas que con sus iniciativas, su voluntad y su decisión dieron forma y sentido a la época que en cada caso les tocó vivir. Uno de ellos, el Princeps Senatus, el emperador Caius Iulius Caesar Octavianus, poliónimo que asumió tras ser adoptado por su tío-abuelo Caius Iulius Caesar, del que heredó los tria nomina, su inmensa fortuna y un grandioso destino.
Augusto nació el 23 de septiembre del año –63 en el Palatino con el nombre de Caius Octavius Turinus, cognomen que heredó de su padre, transcurriendo su vida sin mayores sorpresas hasta ser declarado heredero por César en su testamento, decisión que despertó en él una desconocida energía, decisión y carácter hasta convertirse en la figura más importante de la historia de Roma. 
En efecto, tras el asesinato de éste, dos sucesos esenciales señalan su destino, la batalla de Filipos que enfrentó a los ejércitos de Marco Antonio y Octavio contra los de los cesaricidas, Bruto y Casio, que se suicidan tras su derrota; y la de Actium contra el ejército de Marco Antonio y Cleopatra, que correrán igual suerte. Convertido así en el dueño indiscutible de Roma, Octavio comienza una inmensa obra de regeneración del estado romano sobre la base de mantener la ficción republicana representada por el nuevo papel encomendado al Senado. Así, nada escapará a su obra de reforma, la tranquilidad del estado en primer lugar, asegurándole fronteras más seguras; el ejército necesario para su protección; la hacienda para pagarlo; la familia tradicional para proporcionar sus efectivos; la administración para asegurar la supervivencia misma del Estado; la religión tradicional, el arte y, sobre todo, la paz como condición general para el correcto funcionamiento del nuevo sistema: “yo aspiro a la gloria de la paz” son las acertadas palabras que Hermann Broch pone en su boca, conversando con Virgilio.  
La exposición sin embargo se centra principalmente en el ser humano que hay detrás de esta obra de reforma; no tanto en el general, si bien se exponen unos relieves históricos que narran la batalla naval de Actium y el triunfo que Augusto celebró en Roma el año -29 que, procedentes de Campania, se conservan en dos colecciones españolas y concretamente andaluzas, las de la Casa de Pilatos en Sevilla y la de la Duquesa de Cardona en Córdoba, así como en el Szépmüvészeti Múzeum de Budapest; ni en el estadista, aunque se transcriben las Res Gestae que compuso en la primavera del año 14 al sentir próxima su muerte, inscritas en bronce delante de su mausoleo y traducidas al griego y gravadas en el muro exterior  del templo de Augusto y Roma en Ancyra, la actual Ankara; sino en el hombre y en la ciudad que le vio nacer, en su familia, en el desempeño de las funciones que le fueron encomendadas: Prefecto de la ciudad, Augur, XVvir de sacris faciendis, Augustus el 16 de enero del año -27, VIIvir epulonum, Pontifex maximus, Pater patriae, Tribunitia potestas, Cónsul e Imperator, y en el ambiente doméstico de su época.

2. Batalla naval de Actium. Colección de la Duquesa de Cardona. Córdoba

Augusto se casó en tres ocasiones, con Clodia Pulchra en primer lugar, a la que repudió, lo mismo que hizo con su segunda mujer, Scribonia, de la que tuvo a su única hija, Iulia; y finalmente con Livia que en el momento de casarse con él, era una mujer separada, con un hijo, Tiberio, y embarazada de su segundo hijo, Druso, pero perteneciente a la prestigiosa familia de los Claudios; de ahí que los descendientes de Augusto sean conocidos como los Julio-Claudios.   
 Iulia se casó en tres ocasiones, en primer lugar con su primo hermano Marcelo (C. Claudius Marcellus) que murió dos años más tarde sin descendencia; con Agripa (M. Vipsanius Agrippa) y finalmente, por imposición de su padre, con su hermanastro Tiberio (Ti. Claudius Nero y tras su adopción por Augusto, Ti. Iulius Caesar), y tuvo tres hijos varones, Cayo, Lucio y Agripa Póstumo, llamado así por nacer tras la muerte de su padre, y dos hijas, Iulia la Menor y Agripina la Mayor, descendientes a los que aún  hay que añadir un sexto hijo que tuvo de Tiberio y que murió a temprana edad.
Prácticamente toda la familia imperial aparece recogida en la exposición con magníficos retratos, desde el padre biológico de Augusto, Caius Octavius Turinus (no así la madre); su padre adoptivo, Caius Iulius Caesar; sus mujeres, especialmente Livia; su hija Iulia; sus tres yernos, Marcelo, Agripa y Tiberio y sus nietos varones, Cayo, Lucio y Agripa Póstumo y,  por supuesto, el propio Augusto, cuya imagen es difundida por todo el Imperio a partir de los cientos de originales que se elaboran en los talleres imperiales de los que se hacen miles de copias, si bien todos ellos responden a cuatro prototipos según ha establecido la historiografía artística contemporánea, a saber, el tipo Béziers-Spoleto, el tipo Actium o La Alcudia, el tipo Forbes y el tipo Prima Porta, que representan cuatro estadios diferentes de su vida, en correspondencia con otros tantos momentos determinantes de su reinado.

3. Tipos de retratos de Augusto (izda.) Beziers-Spoleto, (centro) Actium o la Alcudia y (dcha.) Forbes

En cualquier caso, el tipo que más éxito tuvo con diversas variantes interpretativas es el llamado “Prima Porta” por la escultura descubierta en 1863 en la villa de Livia, cerca de la Prima Porta,  que preside, como no podía ser de otro modo, la exposición del Grand Palais.

4. Augusto de Prima Porta y detalle del rostro

La escultura, copia en mármol de Paros del original de bronce que coronaba el mausoleo del emperador en el Campo de Marte, es una síntesis metafórica de la personalidad y la obra de Augusto que está representado como cónsul en el momento de arengar a las tropas, si bien va sorprendentemente descalzo y acompañado de un amorcillo que cabalga sobre un delfín, símbolos que apuntan a la estirpe divina de la que procede y a su propia divinidad. Viste túnica corta, coraza con cintas de cuero que protegen el bajo vientre y los muslos y clámide enrollada a la cintura, llevando en su mano izquierda un bastón consular no conservado.
En la parte frontal de la coraza se desarrolla un complejo relieve centrado por la restitución de las enseñas perdidas por el general Craso, vencido por los partos en el año - 53. En la parte superior, Caelus sostiene un velo sobre él; a su izquierda el Sol y a su derecha la Aurora acompañada del Rocío. En la parte inferior  se representa a Tellus, la Tierra, o bien la alegoría del oikoumene, la tierra habitada; a un lado, Apolo con su lira cabalgando sobre un grifo y al otro Diana con su ciervo y el carjac de flechas infalibles, dioses especialmente venerados por Augusto que atribuía al primero su victoria sobre Antonio, en tanto que veía en Diana una diosa romana tradicional, opuesta a las divinidades extranjeras y protectora de la fecundidad femenina y de los niños. Finalmente, a ambos lados de la coraza dos figuras simbólicas representan la Hispania vencida y la Galia sometida.
Estos cuatro tipos estilísticos y sus variantes incorporan distintos mensajes iconográficos, que relacionan a Augusto con sus cargos y distinciones, Princeps Senatus, Pontifex Maximus, Imperator, etc. y se representan en todo tipo de materiales nobles, oro, plata, bronce, mármol, sardónice, etc.

5. Camafeo de Augusto

Por lo que respecta a la ciudad de Roma en época de Augusto se evoca en la exposición a través de la intensa actividad que se llevó a cabo para embellecer la ciudad: remodelación del campo de Marte donde se construyen unas termas (termas de Agripa), el Panteón (Panteón de Agripa) y el pórtico de Agripa; finalización del programa edilicio puesto en marcha por César; construcción del foro de Augusto, plaza alargada flanqueada de pórticos en cuyo centro se erige una estatua ecuestre de Augusto,  y del Ara Pacis; construcción de nuevos templos -Venus Genitrix, ancestro de la familia Iulia; César divinizado, su padre adoptivo; Apolo, su divinidad protectora; Mars Ultor o Vengador que le ha ayudado en la batalla de Filipos contra los asesinos de César- y reconstrucción de ochenta y dos de época republicana, la mayor parte adornados con decoraciones de barro cocido que él sustituye por mármol;  construcción del teatro dedicado a su yerno Marcelo, el único de los primeros teatros romanos construidos en piedra que se nos ha conservado, etc., etc., si bien esta magna labor edilicia no alcanzó la propia vivienda del emperador quien, de acuerdo con el ideal republicano, nunca se hizo construir un palacio, limitándose a vivir en el Palatino, sin opulencia, pero con gusto exquisito, en lo que los arqueólogos han llamado “casa de Augusto” y “casa de Livia”.  
Y tras toda esta actividad, una economía basada en el trabajo de la tierra, el masivo empleo de los plebeyos como soldados profesionales y una sólida moneda de oro, plata, oricalco y cobre, a saber, áureos, denarios, sestercios y ases.
La vida privada en época de Augusto merece un lugar destacado en la exposición ya que expresa el enriquecimiento de una parte de la población del imperio  al amparo de la paz augustea. Este clima de prosperidad es perceptible tanto en el mobiliario y ajuar  de las casas de los vivos como en el de las tumbas de los muertos. El primero ya no se limita a un simple papel utilitario sino que desempeña una función social importante como expresión de la riqueza y el status social de sus dueños - candelabros, soportes de mesas, porta-lámparas, braseros, trípodes, un trapezóforo en forma de esfinge que es un soporte de mesa-,  en tanto que el ajuar está representado por ricas vajillas metálicas -copia moderna de la crátera del tesoro de Hildesheim que como se sabe se perdió durante la 2GM; el tesoro de Boscoreale procedente de la villa de Pisanella (cántaros, oinochoe, copitas, cucharas, skyfos, pateras, trípodes y louches o cucharones para servir); y dos skyfos llamados “copa de Tiberio” y “copa de Augusto” con sendas escenas históricas, el primero sobre un carro antes de realizar un sacrificio y el segundo concediendo su clemencia a los pueblos vencidos-; vidrios (copas de vidrio, balsamarios o pequeños vasos con perfumes utilizados en los ritos funerarios con muy diversas formas y tamaños) y vajillas de terra sigillata caracterizadas por el barniz rojo brillante y su decoración en relieve.

6. Trípode con brasero

Miguel JIMÉNEZ JIMÉNEZ